ALEMANIA: DEL CLICHÉ A LA REALIDAD

ALEMANIA: DEL CLICHÉ A LA REALIDAD

Si preguntaáramos a un alemán qué imagen tiene de España, probablemente nos sonreiría y contestaría “flamenco, siesta y toros”. La mayoría de nosotros respondería rápidamente que eso son clichés, que en España no estamos todo el día bailando sevillanas, durmiendo la siesta y que, además, hay mucha gente que esta en contra de las corridas. Cuando los clichés se aplican a uno mismo, parece muy obvio que no son ciertos, e incluso pueden llegar a molestar. No obstante, cuando somos nosotros quienes los aplicamos a las demás culturas, ya no somos tan cuidadosos. En esta línea, nos preguntamos ¿que clichés tenemos nosotros sobre Alemania? ¿cuánto de cierto hay en ellos? 

Para algunos, la primera imagen que se viene a la cabeza al pensar en Alemania es la de  cervezas enormes y jugosas salchichas. En efecto, la cerveza alemana es conocida en todo el mundo por su gran variedad y calidad, especialmente las conocidas cervezas de trigo o Weißbier. Pero no nos engañemos, del mismo modo que en España la gente no esta todo el día durmiendo la siesta, los alemanes no están todo el día bebiendo

En cuanto a las salchichas, aunque es cierto que es fácil encontrar puestos en la calle donde comprar una deliciosa Currywurst, la gastronomía alemana cuenta con variadas delicias como Schnitzel, Haxe (codillo de cerdo) y ¡una enorme cantidad de repostería!

Otro prejuicio que solemos tener es el del idioma: el alemán es una lengua agresiva y violenta. La realidad es que en muchos casos relacionamos el alemán con la mítica escena en la que Charlie Chaplin, en la película El gran dictador,  imita a un nazi hablando. Desgraciadamente, algunas personas conectan directamente la lengua alemana con cómo los militares nazis hacían uso de ella, ¡sin tener en cuenta que su agresividad no tenía nada que ver con cuestiones lingüísticas! Incluso sin conocer la lengua, si escuchamos a cualquier alemán hablar nos daremos cuenta de que no solo no es un idioma agresivo, sino que además puede llegar sonar realmente dulce y agradable para el oído. 

Otra característica que no siempre se cumple, es la de que los alemanes son muy cuadriculados y puntuales. La realidad es que, como en cualquier parte del mundo, hay tantas mentes como personas: algunos somos más caóticos, otros más organizados. Lo que sí que es cierto es que en España tenemos una manera un poco extraña de quedar. Cuando se trata de un asunto laboral, sí que somos puntuales, en cambio cuando quedamos con amigos todos sabemos que cuando decimos “quedamos a las 21:00” en realidad queremos decir “nos vemos a las 21:30”. Una primera cita entre un alemán y un español que no conozcan ambas culturas, realmente puede acabar en algo desastroso…

En cuanto a su físico, siempre que pensamos en la población alemana nos imaginamos gente muy rubia, alta y esbelta, de piel muy clara y de ojos azules. Por supuesto que existe gente que cumple todas estas características, pero con pasear unas horas por cualquier ciudad de Alemania nos daremos cuenta de que hay mucha gente con el pelo oscuro y no todo el mundo mida dos metros. Además una gran parte de la población alemana tiene orígenes turcos, por lo que también es muy común encontrar rasgos similares a los nuestros. 

Por último, debemos mencionar el cliché más doloroso, pues en la mayoría de los casos sí que se cumple: Alemania es un país muy frío. Los inviernos en Alemania pueden llegar a ser muy duros, y es común que las temperaturas lleguen a estar bajo 0 en los meses más fríos. Los veranos son algo  más llevaderos: un promedio de entre 20-26º C. No obstante, si los comparamos con los 40º C a los que suelen llegar las temperaturas españolas cualquier agosto, quizá sea conveniente tener una chaqueta a mano.

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